Como todo en la habitación era una historia distinta, una fantasía simulada para viajar lejos de la realidad, pero la duda siempre era que tan lejos de lo real podían estar.
Entrar a otra dimensión de tu mano nunca fue una opción, siempre me llevaste ahí con un beso suficiente para no volver atrás ni volverlo a pensar.
Tus manos sobre mi, tus labios intentando quemar lo que soy, pero no lo logras en su totalidad ni habría nada más si lo lograras, es un inicio un ritual antes de convertirme hacia ti, yo tu fiel creyente, tu aprendiz.
Me pides que te muestre y no darás marcha atrás, ahora me pregunto quién eras porque no te vi entrar, mis ganas de complacerte se despiertan al verte insistir y es que no puedo negarte me encanta que me veas así, jugamos a mostrarte y tal vez sea lo mejor del día aunque estaba lejos de imaginar que más querías para ti, pude alcanzarme ante ti y no hay manera más exquisita de sentirme cerca de ti.
Era momento de hacerme para ti, sentirme prisionera, sometida y castigada por ti era lo que más deseaba acaso en algún momento lo soñé porque si así fue salió de la realidad y se perdió en otro lugar lejos de donde estábamos.
Esa expectativa que me causaba el esperar otro dolor era un punto más cerca de donde debía estar, donde es eso sigo sin poderlo imaginar.
Cada golpe era un suspiro que no volvería más consumido en fuego, extinguido por la misma agua en ese mismo lugar.
Siempre has estado aunque no he querido que estés porque es una verdad que no me puedes tener, el momento puede sentirse cerca pero nunca lo está esa es realidad, pero no duele más que lo que duele el poder llegar ahí donde si estás.
Sigo intacta aún no me puedes quemar.
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